¿Qué tal?:
Aquí les dejo el texto que es de tarea para mañana martes. Pueden traerlo impreso o en algún dispositivo, ya que vamos a trabajar con él.
Características de las obras de teatro clásico
El teatro clásico ha servido de modelo para los dramaturgos
de todo el mundo debido a que trata temas relacionados con las emociones y los
sentimientos de los seres humanos; es decir, habla de experiencias universales
que ocurren en todas las épocas y todos los lugares.
Los primeros en tratar estos temas fueron los griegos, en el
siglo V a. de C. Dividieron las obras en comedias (que divertían al público y
tenían un desenlace feliz) y tragedias (en las que los personajes se
enfrentaban a conflictos sin solución). Los
principales escritores de tragedias de esta época fueron Esquilo, Sófocles y
Eurípides. En cuanto a autores de comedias, Aristófanes fue el creador de la
comedia antigua, que actualmente llamamos farsa, y Menandro escribió otras
obras conocidas como “comedia nueva” en aquel entonces.
Durante mucho tiempo los romanos copiaron lo que hacían los
griegos en el teatro. Más tarde, durante la Edad Media, el teatro fue
menospreciado porque se consideraba mero entretenimiento para el pueblo, por
tanto, no fue de mucho interés para los escritores. Cuando la Iglesia aprovechó
el teatro para difundir temas religiosos, este volvió a adquirir cierta
relevancia. Sin embargo, era una actividad realizada bajo vigilancia muy estricta.
Mucho tiempo después, durante los siglos XVII y XVIII,
autores ingleses (como Christopher Marlowe y William Shakespeare), españoles (como Félix
Lope de Vega, Miguel de Cervantes y Saavedra, Pedro Calderón de la Barca y Tirso
de Molina) y franceses (como Pierre Corneille, Jean-Baptiste Poquelin “Molière”
y Jean Racine) volvieron a escribir obras de teatro que hoy son modelo para
nosotros.
En la época del teatro isabelino (el de Shakespeare y
Marlowe) y del clásico francés (Molière y Racine) las obras se clasi caban
en: tragedias (historias de personajes complejos que enfrentan conflictos profundos que implican su destrucción), comedias (historias que se burlan de los vicios de los
personajes o que causan risa por los enredos y los juegos de palabras) y dramas
históricos (que narran acontecimientos de personajes importantes para el país).
En el caso del teatro del Siglo de Oro español, la clasificación
era más variada y desigual: obras de capa y espada (donde siempre había acción
y aventuras), tragedias, tragicomedias, comedias y dramas de honor, entre
otros. Esto se debe a que no había un estudio formal del teatro y los autores
tenían mayor libertad creativa.